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“Cristo es amor”, pero el Estado y la Salud Mental, bien gracias

Publicado: 2012-01-30

La tragedia ocurrida este sábado 28 de enero, refleja uno de los principales problemas de salud pública, en los que todos los Gobiernos han dado la espalda y, si hablamos de “inclusión social”, el gobierno de la gran transformación debería abordar urgentemente.

Son 27 vidas humanas las que se han perdido. En donde la negligencia, raya en el secuestro, la estafa a las familias. El peso de la responsabilidad penal que es estrictamente personal, debe recaer sobre los directivos y funcionarios de esa organización. Pero no se puede esconder la responsabilidad política de quienes permitieron que esto funcione así…solo en San Juan de Lurigancho hay 20 centros del mismo tipo!!! En el país, más de 400 para atender a una población que supera los 100,000 casos de algún tipo de dependencia. El problema es que a nadie parece importarle este problema social: ni al Estado, ni a la prensa, ni a la empresa privada. Recuerdo que el sector Salud, ni siquiera nos habían invitado a ser parte de la Comisión encargada de discutir el Reglamento de esta ley. Las adicciones son un problema de salud pública y como tales deben ser abordados.

La pregunta que surge es si, el modelo representado por una institución que hace 25 años realiza prevención y tratamiento con los fondos provenientes de la cooperación norteamericana, y sin embargo, las tendencias del consumo de drogas no disminuyen en el país, ¿está en capacidad de poder garantizar un modelo de Estado que atienda debidamente a los usuarios y drogo dependientes?

Resulta irónico y lamentable, el incidente pudo ocurrir durante mi gestión, pero le ocurre a la Señora Masías, especialista en prevención y tratamiento. ¿Una ONG desde el Estado haciendo una prevención timorata y declarativa? No, mil veces no. Esperamos que DEVIDA recupere su activo rol de rectoría, que incluye las tareas de control, de fiscalización y de visita en todos los espacio públicos: en el desarrollo rural y la corrupción y lentitud en municipios en la ejecución de los Programas de Impacto Rápido, en el control de oferta y la estrecha coordinación entre instituciones recelosas, ejerciendo liderazgo en poner ejes de política exterior en materia de lucha contra el narcotráfico.

El regalito que nos dejó el gobierno de Alan García, es en gran medida, el responsable  de la situación que permitió que un centro clausurado en dos oportunidades escape a la fiscalización del Ministerio de Salud. ¿Alguna relación, señor Vassilaqui entre su amistad militante con Alan García y la dación inconsulta y tardía de esta ley? Vamos a realizar un estudio sobre los antecedentes de esta propuesta.

Me refiero a la Ley 29705, dada en la última semana del gobierno anterior, de 6 o 7 artículos que otorga el marco legal a más de 400 centros de “tratamiento y rehabilitación” de diversas dependencias. Prácticamente, deja en manos de la buena voluntad de las personas e instituciones, el establecer sus capacidades de infraestructura, contenido y modelos de atención. Por eso tenemos hacinamiento y vulneración de derechos fundamentales.

Es una Ley que abre las puertas a que ex adictos, pseudo líderes pastorales y religiosos y otras gentes de buena o mediana voluntad, se dediquen a prestar un servicio que no está sujeto a la fiscalización ni el monitoreo, sobre su ciencia y carácter profesional. ¿quién garantiza el cumplimiento de sus Programas y las condiciones en las que se brinda (salud, alimentación régimen de visitas, etc)

Es urgente el Reglamento de la Ley 29705, pero es más urgente que tape los diversos vacíos de esta ley y permita que el Ministerio de Salud, sus Direcciones, en coordinación con Municipios y familiares de adictos que acuden a este servicio, pueda ejercer una supervisión sobre métodos, prácticas, condiciones y recursos humanos de cada una de estas dependencias. Por ejemplo, la necesidad  de un contrato terapéutico, de un registro, de una discusión/validación permanente del modelo de atención. Existe una Red Nacional de organizaciones, entiendo con un trabajo bastante serio y coherente que debe ser convocada. No solo Cristo debe ser amor, también la sociedad, el Estado y la cooperación internacional.


Escrito por

Ricardo Soberón

Ricardo Soberón Garrido. Abogado peruano, especializado en el análisis del fenómeno del tráfico de drogas y las políticas de lucha contra los estupefacientes en la región andina.


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Drogas: una política secuestrada

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